Publicado en Emol.com
Expertos valoran decisión del Minsal que comenzará a regir desde la próxima semana. La apuesta es equilibrar los aspectos administrativos del proceso, con las eventuales repercusiones epidemiológicas.
A partir de la próxima semana, los chilenos y extranjeros residentes que se inocularon fuera del país, podrán iniciar el proceso para validar aquellas vacunas que hasta ahora no son reconocidas en territorio nacional. Este proceso, que se gestionará a través del portal mevacuno.gob.cl, les permitirá acceder al pase de movilidad.
Según el detalle entregado por la autoridad de Salud, se espera que «un número importante» de personas presenten su documentación, la que deberá ser revisada por una comisión de 10 personas. En el caso de haberse vacunado en país que tengan documentos electrónicos de verificación, podría haber mayor agilidad.
Las vacunas que se reconocerán serán aquellas validadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), por European Medicines Agency (EMA), Food and Drug Administration (FDA) y el Instituto de Salud Pública (ISP), correspondientes a Moderna, Pfizer, Johnson & Johnson, AstraZeneca, Sinopharm, Sinovac, CanSino y Sputnik V.
Expertos destacan que este proceso va en la línea correcta, aunque advierten que es importante mantener la vigilancia activa ante la eventual importación de nuevas variantes, entre ellas, la Delta. Aquí, la la trazabilidad será clave.
Homologar «es lo adecuado»
El infectólogo Mario Calvo, de la Universidad Austral, señala que la homologación «es muy importante», tal como ha ocurrido en otros casos, como «la vacuna contra la fiebre amarilla, que cuenta un un certificado de vacunación internacional». Por eso, sostiene que este aspecto «es algo en lo que tienen que ir avanzando todos los países».
El infectólogo Mario Calvo, de la Universidad Austral, señala que la homologación «es muy importante», tal como ha ocurrido en otros casos, como «la vacuna contra la fiebre amarilla, que cuenta un un certificado de vacunación internacional». Por eso, sostiene que este aspecto «es algo en lo que tienen que ir avanzando todos los países».
«Reconocer las vacunas validadas por estas entidades es lo adecuado. Una persona no tendría por qué recibir más dosis de las que necesita por solo un problema administrativo», complementa el epidemiólogo y especialista en Salud Pública de la Usach, Cristián García.
A su parecer, también hay otra arista que observar: la repercusión epidemiológica. «Si uno permite entrar a gente vacunada, igualmente puede haber casos de personas que se puedan enfermar y transmitir el virus. Esto es proporcional: si permitimos mayor entrada de gente, vamos a tener mayores problemas», señala el académico. «Hay que ser cautos y conservadores. No debemos tentar al destino, pues si permitimos que entren personas de forma masiva, las posibilidades de que entren nuevas cepas, aumentan», agrega.
Para el infectólogo Miguel O’Ryan el foco debe ir en «balancear los temores. Esto es, no dejar entrar entrar a personas y cómo puede afectar todo aquello al trabajo y al turismo, versus el riesgo real de que las personas que entren empeoren la pandemia». A su juicio, la definición de abrir fronteras «está a tono con la situación epidemiológica que vive el país».
Frente a la entrada de variantes, el también integrante del comité de vacunas e investigador universidad de Chile, señala que si bien «muestran mayor transmisibilidad, no han mostrado que escapen de la inmunidad de las vacunas de forma significativa».
Trazabilidad y vigilancia son clave
«Lo fundamental ahora es tener un sistema de trazabilidad que sea muy eficiente, especialmente para quienes están viajando», dice García, apuntando a evitar repetir situaciones como los primeros casos de la variante Delta registraron en el país. «Lo importante es encontrar rápidamente a esas personas que van a salir positivas, verificar sus contactos, aislarlos, para parar esa cadena de transmisión rápidamente», acota.
Por su parte, Calvo agrega que el monitoreo será más complejo a futuro, «porque tenemos mucha población vacunada, y es esperable que sus síntomas sean menores y por lo tanto, estén más proclive a no consultar». Por eso, el foco también debe considerar poner atención «al número de casos que se presenten, la positividad y a los hospitalizados».
No hay nada, dice O’Ryan, que pueda evitar «con absoluta certeza» la entrada de variantes, pero destaca que el trabajo que se está haciendo en el Aeropuerto puede aportar «de forma significativa a disminuir la probabilidad», zanjó.