Publicado en Cronista
Hace apenas un mes, el gobierno de centroderecha de Chile recibía elogios por su modelo de vacunación contra el Covid-19, que superaba con creces al resto de los despliegues de vacunas de América latina y de la mayor parte del mundo.
Pero desde entonces, el ánimo en Santiago cambió. El impresionante programa de vacunación de Chile no logró evitar el reciente aumento de casos de coronavirus que se produjo en la región, que al menos se duplicó en esa nación y en la mayoría de los países vecinos en las últimas semanas.
«En ningún lugar las infecciones son tan preocupantes como en América del Sur, donde los casos aumentan en casi todos los países», dijo Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en una conferencia de prensa el miércoles.
A pesar de las altas tasas de vacunación de Chile, los expertos dicen que las variantes más infecciosas del virus, la relajación del distanciamiento social y la mayor movilidad han contribuido al aumento de los contagios, lo que ilustra cómo la inoculación por sí sola no es una panacea.
«No esperábamos un impacto (de las vacunas sobre las infecciones) hasta junio o incluso julio», dijo Miguel O’Ryan, profesor de la facultad de medicina de la Universidad de Chile que forma parte del comité asesor de vacunas contra el coronavirus del Ministerio de Ciencias de Chile. «Lo que estamos viendo ahora es simple, y trágicamente, lo que sucedió en todo el hemisferio norte, con algunas excepciones, cuando comenzó el otoño (hace seis meses)».
El Instituto Butantan de Brasil anunció en enero que la vacuna CoronaVac de Sinovac tenía una tasa de eficacia general en sus ensayos del 50,4%, solo un poco por encima del umbral mínimo del 50% para que una vacuna se considere viable. Sin embargo, se encontró que era 100% efectiva para prevenir casos graves que requieren hospitalización o cuidados intensivos.
Jarbas Barbosa, subdirector de la OPS, está de acuerdo en que los programas de vacunación tendrán un efecto retardado, porque se necesita que hasta un 70-80% de la población sea inmunizada para evitar que el virus se propague. «Realmente no sabemos todavía cuál es el nivel que brindará (…) la inmunidad colectiva «, dijo, y agregó que, por lo tanto, es «crucial mantener todas las medidas (vigentes) que pueden prevenir la transmisión».
Para Ximena Aguilera, epidemióloga del consejo asesor del Ministerio de Salud de Chile, hay tres razones generales para el salto en los casos diarios de coronavirus en Chile de menos de 3500 a fines de febrero a unos 7000 ahora.
Primero ha sido la propagación de cepas nuevas y más virulentas del virus, particularmente de Brasil. En segundo lugar, los chilenos se han estado moviendo más después de regresar de las vacaciones de verano en marzo. Y tercero, dijo que hubo un cumplimiento menos estricto del distanciamiento social, en parte porque las personas se sentían más seguras debido al programa de vacunación, pero también debido a que están cansados del encierro.
Además, la vacuna Sinovac solo es completamente efectiva después de la segunda dosis, a diferencia de la vacuna BioNTech/Pfizer que es mucho más efectiva después de solo una. Aunque alrededor de 40% de los chilenos ha recibido una dosis hasta ahora, menos de la mitad de esa cantidad ha recibido dos. Un estudio reciente sobre la efectividad del programa de vacunación de Chile encontró que dos semanas después de recibir un segundo pinchazo, tiene 56% de efectividad, pero con un pinchazo la efectividad se reduce a apenas 3%.
«El gobierno fue demasiado optimista al creer que su exitoso programa de vacunación evitaría una nueva ola de infecciones», dijo Eduardo Engel, economista coautor del informe, y explicó que a principios de febrero el Ejecutivo dio la impresión de que una dosis era probable que tuviera un efecto significativo.
«Eso hizo que la gente se relajara demasiado, y al mismo tiempo el gobierno no fue muy estricto con la implementación de las restricciones. El otro factor es que la administración hizo poco para detener la entrada de ls nuevas variantes al país, aunque sabía desde diciembre que era un factor de riesgo importante», agregó.
O’Ryan señaló que aunque la pronunciada curva ascendente de casos en Chile puede parecer alarmante, el número de muertos no está aumentando tan bruscamente como lo hizo en la primera ola, que alcanzó su punto máximo en junio del año pasado. Eso se debe a que los más vulnerables ya fueron vacunados.
Pero recién cuando las vacunas lleguen al grupo más movedizo de la población con más probabilidades de propagar el virus, las personas de entre 20 y 55 años, los casos comenzarán a disminuir significativamente, agregó.
Mercedes López Nitsche, directora del departamento de inmunología de la Universidad de Chile, enfatizó que «no hay una varita mágica» a la hora de manejar las pandemias. «Pensar que toda la solución puede basarse en una única estrategia es un error conceptual», dijo, argumentando que un programa de vacunación, aunque exitoso, no es suficiente.
Etienne de la OPS hizo un punto similar. «Las vacunas son sólo una parte de nuestra respuesta al Covid, y debemos seguir confiando en las medidas de salud pública para mantener a nuestras poblaciones y nuestros países seguros».